El Monumento

APUNTES HISTÓRICOS

Como consecuencia de las preocupaciones de los municipios por la cuestión de los abastecimientos, los antiguos edificios comerciales relacionados con ellos van a sufrir una serie de transformaciones o van a ser sustituidos por otros de nueva planta.

Reales Carnicerias

Tales intervenciones, que inicialmente se destinan a lograr suficiente cantidad de productos y a controlar la calidad y el precio de los mismos, serán una nueva oportunidad para que los concejos municipales recurran a la nueva arquitectura, con el fin de cambiar la imagen de la ciudad.

De los años centrales del quinientos son escasas las obras de nueva planta, generalizándose por el contrario las labores de saneamiento y reforma de las estructuras preexistentes. Estas carecían de apariencia monumental, siendo el resultado de una serie de ampliaciones y remodelaciones, acordes con las necesidades de cada momento.

Entre las destinadas a almacenaje destacan las alhóndigas y pósitos, constituidas por una serie de naves cerradas al exterior y cuyo elemento más significativo era su ingreso. Éste solía dotarse de un valor retórico, gracias a la presencia de la heráldica, tanto real como municipal, que completaba su portada. Para renovar los antiguos edificios comerciales era frecuente proceder a la construcción de un nuevo patio que sirviera para adornar la distribución interior. Así de debió hacer en el antiguo Almudín de Játima, cuyo original patio se ha relacionado con una de las ilustraciones del Vitruvio editado por Fra Giocondo.

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Entre los edificios comerciales destinados a la venta se encuentran las carnicerías, panaderías y pescaderías. Las primeras podían incorporar el matadero, si bien la cantidad de suciedad y desecho que esto generaba aconsejaban su aislamiento, por lo que solían llevarse extramuros de la ciudad.

También las pescaderías, por el olor que desprendían ocasionaban perjuicios a los ciudadanos, pero su condición de punto de venta obligaba a mantenerlas en los lugares de mercado. No obstante, se procuró alejarlas del centro cívico y religioso de las ciudades.

Al contrario que los edificios de almacenaje, los dedicados a la venta solían estar abiertos al exterior, presentando una serie de galerías y soportales que además de cobijar a los usuarios contra las inclemencias climáticas facilitaba las transacciones. Un ejemplo representativo es el de las Carnicerías de Medina del Campo: edificio construido en ladrillo y piedra en las portadas, a la orilla del río Zapardiel, fue proyectado en 1.500, por orden de los Reyes Católicos iniciándose las obras de esta magnífica obra civil en 1.546, realizada por el Ayuntamiento de la Villa de sus arcas, recibiendo el carpintero medinense, Juan del Pozo 162.500 maravedíes.

Por la hechura de la fábrica, en la trazada intervinieron Agustín Gallego y su compañero Rodrigo Gil de Hontañon, terminándose en 1.562.

Edificio cuadrangular con tres naves sobre columnas de piedra y tres portadas en tres de sus lados.

Tiene una expresión en una de ellas de 1.562 y el reinado de Felipe II. En otra portada tiene medias columnas sobre ménsulas a que acompañan otros ornatos y la segunda y tercera tienen columnas estriadas de orden jónico. El Académico Ponz, decía: “Es debido hablar de una de las obras más notables de Medina en su línea, y es de las Carnicerías; oficina de la mejor y más cómoda, a mi juicio, que hay en España en esta clase”.

En la segunda década del siglo XX fue destinada a almacén del Cuerpo de Telégrafos, fue a partir de 1931 cuando comenzó el uso actual de Mercado de Abastos. En la década de los 50 del siglo pasado se le adosó un nuevo edificio lindando con el río. y en el ángulo noroeste se alojaba un edificio destinado a centro de transformación de la Electra Popular Vallisoletana. En el sur, un cobertizo para servicios públicos y en la fachada principal sur estuvo la báscula municipal hasta la nueva puesta en servicio del Mercado de ganados.

En 1983, El Ministerio de Cultura, como bien de Interés Cultural que es, invirtió 10,5 millones de las antiguas pesetas en la renovación completa de la cubierta del edificio principal. Entre los años 1993 y 1994, a cargo del Ayuntamiento se rehabilitó el edificio, tanto exterior como interior, acondicionando las instalaciones de agua, energía eléctrica, alcantarillado, telefonía y pavimento, y que dotó a cada puesto de nuevas acometidas.

El 18 de abril de 1994, comenzó el derribo del anexo construido en los años 50, junto a la fachada oeste, y los pocos puestos de venta que quedan son integrados en los espacios sin uso de la nave central, con lo que el edificio principal tiene en aquella época ocupados todos los locales de venta.

En julio de 2013 el edificio recupera su planta original con la eliminación de los puestos centrales y la reapertura de la puerta principal de la Av. Lope de Vega. Actualmente los 15 puestos del Mercado de Abastos permanecen ocupados, y los espcios centrales se utilizan para usos puntuales de carácter comercial, gastronómico, expositivo, cultural y turístico.

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